La nueva edición del superclásico del fútbol argentino dejó muchas situaciones remarcables y que darán que hablar en los próximos días. Y es que lo que causa mayor revuelo es la victoria de River Plate o por 1-0 en La Bombonera, sino que hay un sinfín de sucesos, parte de un clásico como este, que están dando que hablar.
Una de las amarillas más rápidas en la histórica de los superclásicos se mostró hoy. Un Federico Gattoni pasado de revoluciones pegó un manotazo a Edinson Cavani, que un riguroso Nicolás Ramírez no dejaría pasar y sancionaría con amonestación en tan solo 7 segundos de juego. Por lo que, el defensor millonario jugaría condicionado la mayor parte del encuentro.
Claramente, lo crucial del encuentro es el gol del triunfo visitante, obra de Manu Lanzini. El mismo fue quien armó la jugada, luchando el balón en el medio campo y comandando el ataque, con un pase sutil para Colidio, quien esperanzó a todo hincha de River con su remate. Sergio Romero, se hizo grande, pese a ser ‘el chiquito’, pero no contó con la presencia de Lanzini, quién aprovechó el rebote para marcar el único gol del encuentro. El primer gol en su vuelta al millonario y en el mismo recinto donde gritó su última anotación con los rioplatenses antes de su salto al viejo continente, un 5 de mayo de 2013 donde empataron 1-1.

Un milagro necesitaba Boca para poder igualar el marcador, el tiempo volaba, los minutos pasaban y el marcador les jugaba en contra. Necesitaban una mano, una mano de dios, una mano del Diego y fue la que les dio Milton Giménez. Milton entró como una bala al área luego de un envenenado centro de Lautaro Blanco. La bombonera explotó. Todos a celebrar con Giménez mientras el VAR preparaba el baldazo de agua fría. Helada como la reacción que tendrían los hinchas Xeneizes al enterarse que el agónico tanto había sido anulado. Y es que la mano que necesitaban fue literal. Pues el balón, antes de ingresar a portería de Franco Armani, rebotó en el brazo del jugador bostero.
La derrota de Boca Juniors dejó un sabor amargo, muy amargo, en la afición local. Reclamaban a sus jugadores por el desempeño en el campo y se mostraban disconformes con la gestión de Diego Martínez a la cabeza del comando técnico. Una gestión que empezó por los aires pero que, poco a poco, ha causado mayor disconformidad en la hinchada del equipo azul y oro. Eliminados de Copa Libertadores, fuera de los primeros puestos de la Liga Argentina y con muchas dudas en el rendimiento de los jugadores.

Los insultos volaban en las tribunas y llegaron a oídos de un enojado chiquito Romero, quién se agarró con un hincha de su propio club y armó una bronca interminable. Así es la actualidad de la fanaticada Xeneize hoy en día. Probablemente los seguidores más fieles de un club en todo el planeta, pero que se encuentran descontentos con la actualidad del equipo de sus amores, que le dio tantas alegrías pero hoy les da dolor de cabeza.